28 mayo 2013

Asnos estúpidos

Violando la ley, como no, os dejo este relato de uno de los más grandes divulgadores del siglo XX, el señor Isaac Asimov:

Naron, de la longeva raza rigeliana, era el cuarto de su estirpe que llevaba los anales galácticos.
Tenía en su poder el gran libro que contenía la lista de las numerosas razas de todas las galaxias que habían adquirido el don de la inteligencia, y el libro, mucho menor, en el que figuraban las que habían llegado a la madurez y poseían méritos para formar parte de la Federacion Galáctica. En el primer libro habían tachado algunos nombres anotados anteriormente: los de las razas que, por el motivo que fuere, habían fracasado. 
La mala fortuna, las deficiencias bioquímicas o biofísicas, la falta de adaptación social se cobraban su tributo. Sin embargo, en el libro pequeño no había habido que tachar jamás ninguno de los nombres anotados. 
En aquel momento, Naron, enormemente corpulento e increíblemente anciano, levantaba la vista, notando que se acercaba un mensajero.
-Naron -saludó el mensajero-. ¡Gran señor! 
-Bueno, bueno, ¿qué hay? Menos ceremonias. 
-Otro grupo de organismos ha llegado a la madurez. 
-Estupendo. Estupendo. Actualmente ascienden muy aprisa. Apenas pasa un año sin que llegue un grupo nuevo. ¿Quiénes son ésos? 
El mensajero dio el número clave de la galaxia y las coordenadas del mundo en cuestión. 
-Ah, sí -dijo Naron-. Lo conozco. -Y con buena letra cursiva anotó el dato en el primer libro, trasladando luego el nombre del planeta al segundo. Utilizaba, como de costumbre, el nombre bajo el cual era conocido el planeta por la fracción más numerosa de sus propios habitantes. 
Escribió, pues: La Tierra.
-Estas criaturas nuevas -dijo luego- han establecido un récord. Ningún otro grupo ha pasado de la inteligencia a la madurez tan rápidamente. No será una equivocación, espero. 
- De ningún modo, señor – respondió el mensajero. 
- Han llegado al conocimiento de la energía termonuclear, ¿no es cierto? 
-Sí, señor. 
-Bien, ése es el requisito. -Naron soltaba una risita-. Sus naves sondearán pronto el espacio y se pondrán en contacto con la Federación. 
-En realidad, señor -dijo el mensajero con renuencia-, los Observadores nos comunican que todavía no han penetrado en el espacio. 
Naron quedó atónito. 
-¿Ni poco ni mucho? ¿No tienen siquiera una estación espacial? 
-Todavía no, señor. 
-Pero si poseen la energía termonuclear, ¿dónde realizan las pruebas y las explosiones? 
-En su propio planeta, señor. 
Naron se irguió en sus seis metros de estatura y tronó: 
-¿En su propio planeta?-Sí, señor. 
Con gesto pausado, Naron sacó la pluma y tachó con una raya la última anotación en el libro pequeño. Era un hecho sin precedentes; pero es que Naron era muy sabio y capaz de ver lo inevitable como nadie en la galaxia. 
-¡Asnos estúpidos!-

03 abril 2012

Sal con un friki

Esto lo encontré en http://www.beabiofrutas.blogspot.com.es/2012/03/sal-con-un-friki.html. Me ha gustado tanto que sólo puedo copiarlo y pegarlo. Disfruten ;)


Sal con un friki. Queda cualquier tarde para jugar al Wow con alguien que se gaste su dinero en libros o cómics en lugar de gafas de sol de marca. Alguien que siga creyendo en los finales felices de las novelas de aventuras, que muestre luz en sus ojos al hablar de la primera camiseta de Batman que cayó en sus manos cuando era un niño.

Encuentra a un chico al que llamen friki. Sabrás reconocerle porque suelen perderse en bibliotecas y parques, en Norma Cómics y en foros de internet donde aún se escribe usando todas las letras del abecedario. Suelen tener blogs donde hablan de sus pasiones, de sus sueños y sus ilusiones sin ningún pudor a mostrarse vulnerables, quizá usando algún seudónimo que garantice su anonimato. Pero no te preocupes; sabrás reconocerle en cualquier cafetería porque su tazas de café suelen ir acompañadas sobre la mesa por libros, comics, e-books o portátiles. Si te chocas con él caminando por la calle ten paciencia: su mente viaja más allá de lo que le rodea, y seguramente caminase soñando con otros mundos mucho más bonitos que el tuyo cuando se tropezó contigo.

No pierdas la oportunidad de conocerle más. Interésate por Kafka, por Tolkien, por George R.R. Martin, por Reverte, por Dan Simmons, por Cels Piñol, por Humberto Ramos, por las series de la HBO. Respeta su silencio mientras pierde su mirada entre párrafo y párrafo, y escucha atentamente sus discursos entusiastas y acalorados acerca del último capítulo de The Big Bang Theory. Aprende a compartir su atención, puesto que es imposible luchar contra esa parte de él mismo que le hace diferente. Únete a sus pasiones. Pregúntale si prefiere ser un Stark o un Lannister, y diviértete sintiéndote cómplice de sus sonrisas.

Es muy fácil salir con un friki. Regálale libros por su cumpleaños, pijamas manchados de sangre de zombi por Navidad, relojes en código binario por vuestro aniversario. Comprobarás que, a pesar de tener preferencias materiales exóticas, es detallista y romántico. Se empeñará en convertir vuestra historia de amor en una fantasía épica en la que no faltarán enardecidas batallas con deliciosas consecuencias y celebraciones por todo lo alto para los héroes vencedores. Te mimará sobremanera y te recordará como Spartacus a su musa cuando estéis separados; en su mente tan sólo hay una Sura digna de su corazón. Serás su más preciado tesoro. Su Penny. Su Princesa Peach. Su Leia.

Pónselo difícil. Ha aprendido junto a sus personajes protagonistas favoritos que las mejores recompensas llegan después de los más duros esfuerzos, que no hay belleza en lo fácil. Luchará por ti hasta llegar a ese capítulo en el que le entregues tu corazón, porque sabe que merecerá la pena. Como cuando tuvo que pasarse un escenario entero matando bichos con un cuchillo hasta llegar a la preciada escopeta.

No tengas miedo de equivocarte. Todos se equivocan, y él más que nadie lo ha vivido en esos giros argumentales en los que la razón del narrador se pierde por algunas páginas y todo vuelve a su cauce, al cabo de otras tantas. Sabe que las princesas de los cuentos a veces ponen a prueba a sus héroes y quizá no necesiten ser salvadas, como Lara Croft. Que tú, igual que Daenerys o que Lisbeth Salander, puedes quemar como el fuego cuando te enfadas, pero que tras tus ardientes emociones se esconde un gran corazón que le quiere. Que si guarda su cariño igual que guarda las partidas, siempre podrá volver a intentarlo si su Prince of Persia cae al vacío.

Si te ganas a un friki, mantenlo cerca. Acostúmbrate al olor a libro viejo, a encontrarte figuritas en miniatura amontonadas por cada rincón de vuestra casa. A tropezarte con peluches de Cthulhu entre las sábanas cuando te acuestes, y despertarte con un chico gritando entre sueños "NOOO PUEDEEES PASAAAAR" a tu lado, a media noche. No encontrarás mejor compañero de domingos por la mañana, cuando te sientes en la terraza a leer tu revista favorita y él te acompañe tumbándose a tu lado con una paz infinita a leer Sandman. Aprenderás lo hermoso de los silencios compartidos, la maravilla de reconocer sus emociones de Peter Pan con sólo una mirada.

Vuestra casa no se inundará con el clamor del fútbol las noches de mundial, pero sí con el estruendo de los persas luchando contra los espartanos, o de los escoceses alzando la voz y pidiendo libertad. Con la banda sonora de Sweeney Todd. Con la musiquilla que suena cada vez que aparece el malo del Monkey Island.

Te pedirá matrimonio en un escenario que le recuerde al amor. Con suerte será en París, o en Roma, o en un bosque frondoso y vivo, o bajo un cenador cuajado de jacarandas. Pero no te asustes si se arrodilla frente a ti en un hotel encantado, o jugando al Paintball, o en una selva que se asemeje a la Cuenca de Sholazar, o en un taxi recorriendo la ciudad con una lista de las mejores fiestas, o en una granja de Texas, o visitando los escenarios hawaianos donde se rodaron escenas LOST. Nada es previsible con él, igual que ocurre con las buenas novelas.

Serás tan feliz a su lado que te sentirás como Scully y no recordarás cómo era tu vida antes de conocer a Mulder. Les leerá cuentos a vuestros hijos. Incluso mejor: se los inventará. El rol le permite prometer a sus hijos que cuando crezcan matarán dragones juntos, y sabe que cumplirá su promesa. Hará de la infancia de los niños algo hermoso y divertido, y prescindirá de objetos materiales y perecederos para entretenerles siempre que le sea posible. Les enseñará a soñar, a imaginar, a pintar la vida de colores mágicos. A decidir por ellos mismos. A no perder el rumbo que guía sus barcos hasta la isla del tesoro. A creer en la amistad.

Envejecerá a tu lado y te seguirá viendo siempre hermosa. Sabrá mirar más allá de la piel y te amará toda la vida a pesar de tus defectos o, quizá, precisamente por ellos. Nunca dejará de ser un niño con mirada de cachorrillo y te acompañará en tus paseos tranquilos hasta que se le agoten los corazones de la barra de vida.

Sal con un friki porque te lo mereces. Te mereces a alguien que pueda darte la vida más emocionante y divertida posible. Si tú te quedas en la superficie, si te importa el qué dirán y no eres capaz de valorar lo que de verdad importa y le da autenticidad a la existencia, quizá estés mejor sola. Pero si quieres el mundo y todas las sagas que le sucederán... sal con un friki.

O mejor aún. Sal con un friki, como tú.

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Post inspirado en el conocido "Sal con una chica que lea", de Rosemarie Urquico.
Sacado de http://www.beabiofrutas.blogspot.com.es/2012/03/sal-con-un-friki.html

27 mayo 2010

Prefiero seguir soñando

Hasta ahora nadie ha sido capaz de probar que esto no es un sueño, porque en los sueños las cosas también parecen ser reales; aún más reales que cuando estás despierto, porque incluso a veces dudas si tu despertar es real o no. Pero en un sueño nunca hay la menor duda; en un sueño uno siempre toma las cosas como si fueran reales.

Se dice de Chuang Tzu que:
Una mañana comenzó a llorar. Sus discípulos se reunieron y le preguntaron: «Maestro, ¿qué haces? ¿Qué te ha pasado?». Chuang Tzu dijo: «Tengo un problema. Esta noche he soñado que me convertía en una mariposa».

Los discípulos dijeron: «¿Pero que hay de malo en ello para que llores y te pongas tan triste? ¡Todo el mundo sueña muchas cosas! No hay nada de malo en que en un sueño te conviertas en una mariposa».

Chuang Tzu dijo: «Ese no es el problema. El problema es que ahora estoy preocupado porque me ha surgido una duda y no sé como llegar a una conclusión. Por la noche Chuang Tzu soñó que se había convertido en una mariposa. Y ahora me ha surgido la duda: puede que la mariposa esté soñando que se ha convertido en Chuang Tzu».

¿Y quién va a decidirlo? Y ¿cómo? Si un Chuang Tzu puede convertirse en una mariposa en su sueño, entonces ¿por qué no puede estar sucediendo lo contrario: que una mariposa posada sobre una flor pueda estar soñando que se ha convertido en un buda? La cosa es sencilla. Chuang Tzu ha hecho surgir una cuestión hermosa y muy básica: ¿Cómo puedes estar seguro de que el mundo exterior no es un sueño? Ha habido muchas filosofías que han intentado probar que el mundo entero es un sueño. Nadie cree en esas filosofías, pero tampoco nadie ha sido capaz de refutarlas.

Lo encontré en un viejo blog: http://www.enlabrecha.blogspot.com y me ha gustado la entrada. Aquí simplemente la reproduzco. Espero que os haga pensar, aunque sea durante 2 segundos, igual que me ha hecho pensar a mí.

05 mayo 2010

Bueno, tú irás.

Jamás olvidaré el día en que mamá me obligó a ir a una fiesta de cumpleaños, cuando estaba en tercer grado.

Una tarde llegué a casa con una invitación algo manchada de jalea.

“No pienso ir”, dije. “Es una chica nueva que se llama Ruth. Berniece y Pat no irán. Invitó a toda la clase. A los treinta y seis”.

Mamá estudió con extraña tristeza esa invitación hecha a mano. De pronto anunció: “Bueno, tú irás. Mañana iré a comprar el regalo”.

Yo no podía creerlo. ¡Mamá nunca me había obligado a ir a una fiesta! Eso me mataría, sin duda. Pero no hubo ataque de histeria que la hiciera cambiar de opinión.

Llegó el sábado; mamá me sacó de la cama para que envolviera el regalo: un bonito juego de peine, espejo y cepillo de color rosa perlado, que había comprado por menos de tres dólares. Luego me llevó en su viejo automóvil amarillo.

Ruth abrió la puerta y me guió por la escalera más empinada y peligrosa que yo habÌa visto jamás. Cruzar la puerta fue un verdadero alivio; los pisos de madera relumbraban en la sala llena de sol. Los muebles eran viejos, pero estaban recubiertos por fundas níveas e impecables.

En la mesa vi la torta más grande de mi vida. Estaba decorada con nueve velas rosadas, un “Feliz Cumpleaños, Ruthie” bastante desmañado y algo que parecían pimpollos de rosa. Rodeaban la torta treinta y seis tazas llenas de chocolate casero, cada una con su nombre.

“No será tan horrible una vez que lleguen los otros”, me dije. Y pregunté a Ruth: “¿Dónde está tu mamá?”

Ella bajó la vista al suelo. “Bueno, está medio enferma”.

“Ah. ¿Y tu papá?”

“Se fue”.

Luego se hizo silencio; sólo se oían algunas toses carrasposas detrás de una puerta cerrada. Pasaron quince minutos. Luego, diez más. De pronto comprendí la horrible verdad: no vendría nadie. ¿Cómo escapar de allí?
En medio de mi autocompasión oí unos sollozos apagados. Al levantar la vista me encontré con la cara de Ruth, surcada de lágrimas. De inmediato, mi corazón de niña se llenó de simpatía hacia Ruth y de ira contra mis treinta y cinco egoístas compañeras.

Me levanté de un salto, plantando en el suelo los zapatos de charol blanco, y proclamé a todo pulmón: “¿Para qué queremos a los otros?”

La expresión sobresaltada de Ruth se convirtió en entusiasmado acuerdo.

Allí estábamos: dos niñas de ocho años con una torta de tres pisos, treinta y seis tazas de chocolate, helado, litros y litros de refresco rojo, tres docenas de artículos de cotillón, juegos a jugar, premios a ganar.

Empezamos por la torta. Como no encontrábamos ningún fósforo y Ruthie (había dejado de ser Ruth) no quería molestar a su mamá, nos limitamos a fingir que las encendíamos. Le canté el “Happy Birthday” en tanto ella pedía un deseo y apagaba de un soplido las velas imaginarias.

En un abrir y cerrar de ojos llegó el mediodía y mamá hizo sonar su bocina frente a la casa. Después de recoger todos mis recuerdos y de dar mil gracias a Ruthie, volé al auto burbujeando de alegría.

“¡Gané todos los juegos! Bueno, la verdad es que Ruthie ganó el de ponerle la cola al burro, pero dijo que la del cumpleaños no podía llevarse los premios, así que me lo cedió. Y repartimos las cosas de cotillón, la mitad para cada una. Le encantó el juego de tocador, mamá. Yo era la única.

¡La única de todo el tercer grado! y no veo la hora de decirle a los otros que se perdieron una fiesta estupenda”.

Mamá detuvo el coche junto al cordón y me abrazó con fuerza. “Estoy orgullosa de tí”, me dijo con lágrimas en los ojos.

Ese día descubrí que una sola persona puede cambiar las cosas. Yo había cambiado por completo el noveno cumpleaños de Ruthie. Y mamá había cambiado mi vida por completo.

Lee Anne Reaves
Vía Renuevo de Plenitud

22 octubre 2009

Una leyenda China

Una leyenda China

Hace mucho tiempo, una joven llamada Lili se casó y fue a vivir con el marido y la suegra. Después de algunos días, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Lili fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba.

Los meses pasaron y Lili y su suegra cada vez discutían más y peleaban. De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo.

Lili, no soportando mas vivir con la suegra, decidió tomar una decisión y visitar a un amigo de su padre. Después de oírla, el tomo un paquete de hierbas y le dijo: "No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. Deberás darle varias hierbas que irán lentamente envenenando a tu suegra. Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de 
manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones". 
Lili respondió: "Si, Sr. Huang, haré todo lo que el señor me pida". Lili quedo muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.

Pasaron las semanas y cada dos días, Lili servia una comida especialmente tratada a su suegra.
Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controlo su temperamento, obedecía a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre.

Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. Lili había controlado su temperamento y casi nunca la aborrecía. En esos meses, no había tenido ni una discusión con su suegra, que ahora parecía mucho más amable y más fácil de lidiar con ella.

Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un día Lili fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo: "Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di".

El Sr. Huang sonrió y señalo con la cabeza: "Lili no tienes por que preocuparte. Tu suegra no ha cambiado, la que cambió fuiste tú. Las hierbas que le di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella".

En la China existe un adagio que dice: "La persona que ama a los otros, también será amada". La mayor parte de las veces recibiremos de las otras personas lo que les damos y por eso ten cuidado.

Acuérdate siempre: "El plantar es opcional, pero la cosecha es obligatoria, por eso ten cuidado con lo que plantas".

12 mayo 2009

Series españolas y mi úlcera

Hoy vengo con el esómago revuelto, no se si porque hace mucho que no me cabreo o por lo que vi anoche en la televisión. Y es que cada día me apetece menos ver la programación que nos ofrecen, sobre todo las series españolas.

Si, así es. Esto no es más que otra de las (mil) opiniones que hay por internet sobre el pésimo cine y series españolas, pero como esto lo escribo yo y puedo poner lo que quiera, alla voy. Odio las series españolas. Si puedo evitarlo, veo cualquier otra cosa. Hay algunas que se salvan, desde luego, sobre todo de comedia, pero algunas (sobre todo las de adolescentes, que es el caso que trato) son un horroroso inicio de migraña y úlcera ocular. Se llama Física o Química. Quizá por que hace falta mucho esfuerzo y analgésicos para aguantarla...


Ayer ví un capítulo (ni idea de que temporada es ya) tan falto de guión que me pregunto si los actores no estaban improvisando. Bueno, guión tienen, pero creo que cualquier quinceañero dirigiendo una partida de rol sacaría más imaginación que estos tios. Las escenas sabes como van a acabar de lo simples que son... Ayer sin más: "mira, ahora llaman a la puerta, va a ser Fulanito, que a aprobado el examen, y se lo va a intentar tirar..."
Efectivamente: premio. Y así acerté con otras 4 escenas, incluso casi con algunas frases.

¿Por que hacen las series tan simples? ¿Nos toman por tontos? ¿Somos los españoles realmente tan simples que con algo así nos entretenemos un lunes por la noche?

Pero me dan aún más coraje cuando veo que son escenas copiadas de otras series americanas. En ocasiones tan copiadas que tienen el mismo dialogo... En distintos capítulos he visto cosas de Fraiser, Friends, Salvados por la Campana, OC y One Three Hill, sólo por poner un ejemplo. Escenas calcadas con el mismo guión repito... Vergonzoso.

Luego esta lo de las escenas absurdas. Chicas adolescentes metiendo mano a otras chicas en la ducha del instituto. Claaaaro... en medio de un vestuario... No se donde viven estos guionistas... Yo por lo menos nunca tuve taquillas como estos chicos, y mucho menos ducha en el instituto. Y aún menos ver como dos compañeras se meten mano y se chupan los dedos en el vestuario... Vuelvo a repetir, demasiado americanismo en este sentido.
Personajes estereotipos supermarcados... el amigo gay reprimido (que va mirando culos a los tios... *suspiro cansado*), la alumna nueva gordita que no puede saltar el potro, la chica fácil que todos llaman guarra, el tio guay que liga mucho, la chica mala con mirada perversa (casi me muero de la risa cuando ponía esa mirada de MALA MALA X''D)...

No se si es que yo me crié en un entorno demasiado tradicional... o quizá sea que donde vivo no se ven estas cosas... Pero es que a estos chicos les pasa de todo oye! Me hace gracia el chico pijo que luego se hace hippie, que luego se hace ultraderecha y que ahora esta por la etapa de enganchado a los videojuegos...
Yo para mí que es el personaje comodín, que vale para cualquier trama... porque este chico podría escribir un best seller con sus aventuritas con tan solo 16 años.

Un par de veces cambie de canal por vergüenza ajena... pero es que en los otros canales no habia nada mucho mejor... al final creo que todos somos masoquistas, muy en el fondo, por eso volví a poner este horror muy a mi pesar

Y es que todos somos así de simples. Sólo queremos que llegue el día siguiente para ver si es mejor.

Desde luego, no me ayudó a encontrar nuevas piezas. Creo que incluso perdí alguna ya encontrada.

23 abril 2009

Hoy es un regalo, por eso se le llama el Presente

Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital. A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el líquido de sus pulmones. Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro hombre tenia que estar todo el tiempo boca arriba. Los dos charlaban durante horas.

Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones. Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana. El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades, colores del mundo exterior.

La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad. El hombre de la ventana describía todo esto con un detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.

Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que estaba pasando. Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.

Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entró con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía. Se llenó de pesar y llamó a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo. Tan pronto como lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana. La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación.

Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo el mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama... y se encontró con una pared blanca.

El hombre preguntó a la enfermera que podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana. La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indico:
“Quizás sólo quería animarle a usted”

Epilogo: Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble.

El "Ayer" es historia.
El "Mañana" es un misterio.
Lo importante es el "Hoy", porque es un regalo. Por eso se llama "Presente".
Una historia circulando por internet...